El emprendedor cuando inicia una actividad económica persigue obtener una ganancia económica con su negocio. Este beneficio proviene en gran parte de la venta de productos o servicios del proyecto.
Todo proyecto empresarial en su fase de inicio necesita de un Plan de Empresa. El Plan de Marketing, que forma parte del Plan de Empresa, se define como un documento escrito que sirve de guía para concretar cómo se venderán los productos y servicios en base al análisis de cuatro variables que coloquialmente son conocidas como 4p’s por sus siglas en inglés: producto (product), precio (price) , comunicación (promotion) y distribución (placement).
Para concretar esta guía de marketing será necesario definir las acciones a realizar para “mostrar, comunicar y vender” los productos que tu negocio ofrece de tal forma que consiga “seducir y convencer” a clientes para que te escojan a ti y no a la competencia.
En definitiva, el objetivo es facilitar la exposición máxima de tu producto o servicio para alcanzar al mayor número de personas porque de entre éstas, solo un porcentaje determinado se convertirán en clientes. Hay que ser realista y entender que tu producto no puede gustar a todo el mundo.
La publicidad y propaganda son técnicas de marketing. En función del canal escogido para desarrollar campañas de publicidad y propaganda se hablará de estrategias tanto de marketing offline o tradicional como de marketing online o digital.
El marketing tradicional utiliza los siguientes canales de publicidad:
Anuncios en televisión y prensa.
Cuñas publicitarias en radio.
Vallas publicitarias.
Cartelería en escaparates.
Folletos publicitarios.
Con el creciente desarrollo de internet, el marketing online o digital emplea las nuevas tecnologías para llevar a cabo las estrategias necesarias para promocionar productos y servicios, y potenciar la creación de “marca” en el universo digital.
Los principales canales digitales se concentran en:
SEO Local con Google
Web
Redes Sociales
Publicidad online
Email marketing
Una estrategia de marketing surge de un plan hecho a partir de la investigación y el análisis, evitando la improvisación. Además es aconsejable concretar el presupuesto que se va a destinar a invertir en la promoción y publicidad de productos y servicios.
Todo plan de marketing ha de tener presente, como mínimo, los siguientes puntos para su definición:
Programar la campaña y evitar la improvisación.
Identificar a los clientes potenciales de tus productos o servicios.
Escoger el canal o canales óptimos para que el mensaje sea recibido fácilmente por el cliente.
Personalizar la publicidad y propaganda. No es necesario trabajar con todas las posibilidades que ofrece el marketing offline y online. Es interesante focalizar esfuerzos en aquellos que se ajustan a tus valores de negocio y al perfil de tus clientes.
Interpretar las valoraciones de tus clientes y ajustar tu estrategia en función de esta información.
Reformular las acciones concretas de tu estrategia si éstas no funcionan y no consiguen los objetivos propuestos.
Las múltiples y diversas estrategias de Marketing (offline y online) no son excluyentes. Ni existe una estrategia mejor que otra, sino que más bien dependerá del perfil de tu público objetivo y de sus preferencias de consumo. Por esta razón, el uso combinado de ambas estrategias de marketing consigue alcanzar a un mayor espectro poblacional y conseguir más clientes afines a tu producto o servicio.
El proceso de “investigar” tu público objetivo implica definir gustos, preferencias, hábitos de consumo y compra del perfil de cliente. El análisis de todos estos aspectos proporciona una información muy valiosa para la empresa, ya que con ella se planifica la estrategia de marketing a seguir definiendo acciones concretas y canales óptimos para que el producto impacte positivamente al cliente. De esta forma, se consigue “conectar” el producto o servicio idóneo con el cliente adecuado.
Son herramientas útiles para el análisis del perfil de cliente, ya sea éste consumidor presencial en negocio tradicional o comprador por internet, el “mapa de empatía” o “cliente potencial”.
Existe una normativa que regula el derecho a la privacidad, al honor y a la intimidad de las personas físicas y que, por tanto, limita a terceras personas conocer determinados datos e información de éstas (Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales). Sin embargo, una de las características propias del cliente digital es que está hiperconectado a internet y es muy activo a la hora de emitir y compartir voluntariamente sus experiencias, haciéndolas públicas en redes sociales y así, accesibles para otros y por supuesto también para las empresas.